La abogacía está cambiando. La búsqueda de creación de valor para el cliente es clave, lo que hoy en día requiere transformar completamente el tradicional modelo de negocio, muy poco amigo de los cambios, al menos hasta ahora.

Saber derecho es necesario, pero no suficiente. El abogado tiene que saber transformar el conocimiento en datos. La tecnología es tan imprescindible como lo es dominar la regulación. Esta tecnología ya no es solo una herramienta auxiliar, sino un elemento de transformación del modelo de negocio para revolucionar la oferta de servicios.

En palabras del consultor y analista legal Jordan Furlong, “El concepto new law responde a cualquier modelo, proceso o herramienta que desde su concepción persigue obtener un acercamiento significativamente distinto a la provisión habitual y tradicional de servicios legales”, lo que no sólo incluye la innovación en el sector legal, sino que resulta clave la búsqueda de creación de valor para el cliente.

Sin clientes no hay abogados, y los primeros exigen nuevos servicios jurídicos que satisfagan sus necesidades, cada vez más exigentes y cambiantes. Los despachos deben adaptarse y buscar nuevas formas de prestar esos servicios jurídicos.

El New Law apuesta decididamente por el uso de la tecnología, pero como una palanca transversal que permite flexibilizar y evolucionar el modelo de prestación de servicios y que implica cambiar los modelos de organización interna a otros más flexibles, colaborativos y horizontales.