Emprender sin asesoramiento legalEmprender en negocios del siglo XXI es como tirarse en paracaídas al otro lado de las líneas enemigas. Caes violentamente (muchas veces te lesionas al saltar o al tocar tierra, perdiendo energías que van a resultar muy necesarias), intentas ubicarte en el mapa, recuentas las provisiones que se han salvado, te proteges personalmente con lo puesto y buscas aliados en tus cercanías.

Sólo en llegar hasta allí ya has perdido parte de tus provisiones. Y viene lo peor, porque es imposible caer en el mercado sin que te acechen gran cantidad de agentes de todos los tipos, circunstancias e intereses: competidores, proveedores, administración pública (con sus múltiples caras de Hacienda, seguridad social, AEPD, SEPBLAC…), tus propios socios, etc. (con todos los polizones que viajan escondidos en un etcétera). Todos quieren su parte. En definitiva, tienes que lidiar con lo puesto y protegerte de gran cantidad de “amenazas” para tu activo, tanto el capital con el que cuentas para el viaje, como la idea que constituye el proyecto, en un mundo actual en que la copia es consuma con un simple click. Si se agotan, game over.

En el mundo del emprendimiento, las batallas no se libran con disparos y bombas, sino preservando las características exclusivas de tu proyecto, protegiéndolo debidamente, minimizando los golpes que necesariamente tienes que recibir y dejando constancia escrita de los acuerdos a los que llegues con los distintos agentes.